Parche monitorea el flujo sanguíneo y oxígeno del cerebro

 

JACKSONVILLE, Florida, febrero de 2012 — Un equipo de estudio, liderado por investigadores de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, encontró que un pequeño dispositivo ubicado en la frente del paciente puede ser útil para monitorear en el hospital a pacientes con derrame cerebral. El dispositivo mide el oxígeno en la sangre, similar a un oxímetro de pulso, que es una pinza en el dedo.

Su estudio, publicado en la edición del 1 de febrero de Neurosurgical Focus, sugiere que este instrumento, conocido como espectroscopía frontal de infrarrojo cercano (NIRS), podría ofrecer a los médicos del hospital una manera segura y rentable de controlar a los pacientes que están siendo tratados por un accidente cerebrovascular, en tiempo real.

“Alrededor de un tercio de los pacientes con accidente cerebrovascular sufren otro en el hospital y tenemos pocas opciones de monitoreo constante de pacientes para este tipo de recurrencias”, dice el investigador senior del estudio, el especialista en cuidado neurocrítico, William Freeman, M.D., un profesor asociado de neurología en la Clínica Mayo.

“Este fue un pequeño estudio piloto iniciado en el campus de la Clínica Mayo en Florida, pero tenemos la intención de estudiar este dispositivo de forma más amplia y esperamos que esta herramienta junto a la cama ofrezca un significativo beneficio para los pacientes, a través de la ayuda a los médicos para detectar los accidentes cerebrovasculares en forma más temprana y manejar mejor la recuperación”, dice.

Actualmente, en casi todos los hospitales las enfermeras monitorean a los pacientes para detectar un accidente cerebrovascular y, si se sospecha de uno, los pacientes deben ser trasladados a una unidad de radiología para un test llamado tomografía computarizada de perfusión (CT perfusión scan), el cual es el camino estándar para medir el flujo sanguíneo y la oxigenación. Este escáner requiere el uso de un medio de contraste, y el procedimiento completo puede algunas veces causar efectos secundarios como la exposición excesiva a radiación si es que se requieren escáneres en forma repetida.

También el medio de contraste puede provocar potencial daño al riñón y la vía aérea.

Alternativamente, para los pacientes más enfermos, los médicos pueden insertar una sonda de oxígeno en el cerebro para medir el flujo sanguíneo y de oxígeno, pero este procedimiento es invasivo y mide sólo una región limitada del cerebro, dice el Dr. Freeman.

Este dispositivo NIRS, que emite luz infrarroja que penetra en el cuero cabelludo y el tejido cerebral subyacentes, se ha utilizado en animales para estudiar la sangre del cerebro, por lo que el equipo de la Clínica Mayo cree que la medición de los mismos parámetros en los pacientes con accidente cerebrovascular podría ser útil. Pusieron en marcha un estudio para comparar las mediciones NIRS con las de tomografía computarizada de perfusión en ocho pacientes con accidente cerebrovascular.

La investigación muestra que ambas pruebas ofrecen resultados estadísticamente similares, aunque NIRS tiene un campo más limitado para la medición de oxígeno en la sangre y el flujo. “Esto sugiere que tal vez no todos los pacientes se beneficiarían de este tipo de control”, dice.

El dispositivo se pega como una venda adhesiva sobre cada una de las cejas del paciente y funciona como el oxímetro de pulso, que generalmente se usa en el dedo del paciente para controlar la salud o perfusión cerebral durante la cirugía.

Si el dispositivo es probado con éxito en futuros estudios y miniaturizado, el NIRS también podría ser útil en los escenarios militares para evaluar y supervisar el funcionamiento de la sangre debido a lesiones cerebrales, afirma el Dr. Freeman.

Investigadores de las escuelas de medicina de la Universidad del Sur de la Florida y Universidad del Norte de la Florida, participaran de este estudio, junto a varios estudiantes que estaban participando en el Programa Escolar de Investigación Científica (CRISP – Clinical Research Scholar Program) de la Clínica Mayo.

“Esta investigación no habría sido posible sin la dedicación y la ayuda de nuestro estudiante pre-médico de CRISP, Brandon O´Neal, y el becado de neurocirugía vascular Philipp Taussky, M.D.”, señala el Dr. Freeman. “Estamos muy entusiasmados con las posibilidades futuras en las que esta herramienta sería muy útil”.

Este estudio fue aprobado por el Institutional Review Board de la Clínica Mayo y no es patrocinado ni financiado por ninguna empresa. Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

Para más información acerca del tratamiento de accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades neurológicas en la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida, llamar al departamento de Servicios Internacionales al teléfono (904) 953-7000 o enviar un email a intl.mcj@mayo.edu.

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