Muchas marcas y empresas, en especial las más organizadas y Multinacionales (MNC), culminaron su proceso de planificación para el 2012. Este largo y tedioso proceso es necesario para lograr tener un poco de éxito futuro.
Con la difícil situación económica que se vive en el mundo (nuestra burbuja no es excepción, pues no estamos blindados), hasta los más pequeños deben sacar tiempo para planificar y elaborar un presupuesto de ventas, marketing y gastos que sirva de brújula para ver que caminos tomar el año próximo.
En el proceso, la dificultad se presenta en lograr el consenso para fijar la “CIFRA”, que no es más que el ingreso objetivo que deseamos, sonamos y nos matamos por alcanzar. De este numerito se desprende todo un plan maestro a veces más entretejido que una tela de Arana.
Una vía para fijarlo es subvaluar las expectativas, estableciendo los targets más bajos y así mucho más obtenibles. Por otro lado están los súper motivados y positivos, estos (overachievers) no temen a retos o desafíos difíciles y por ende trazan la línea por encima de lo imposible. Luego están los líderes, que con una visión más enfocada, logran poner a todos a tocar la sinfonía correcta.
Sin embargo, como dice Tom Fishburne, el plan una vez plasmado en blanco y negro, inmediatamente esta desactualizado y forma parte de la historia. Hay tantas variables externas que no podemos controlar que hacen que los escenarios cambien de manera constante. Nuevos retos, obstáculos, métricas, son parte de la cotidianidad de cualquier negocio.
Lo importante es mantenernos monitoreando las variables y cambios del mercado para actualizar nuestro plan operativo anual y adaptarlo a las coyunturas que van surgiendo. En este proceso, no perdamos de vista la necesidad de mantener siempre al equipo responsable de lograr dichos objetivos motivado, no vaya a ser que establezcamos unas metas inalcanzables a cuesta de la moral y nos salga más cara la sal que el chivo.
P.S. Nuestro gran deseo: que todas las empresas, por más pequeñas que sean, incluyan para el 2012 grandes presupuestos destinados para invertir en comunicaciones estratégicas y relaciones públicas.