El mensaje es de dos

El derecho a la libre expresión es un recurso del que podemos hacer uso gracias al paso del tiempo y la evolución de la sociedad. Hoy podemos gozar de la libertad de defender puntos de vista y opiniones sobre distintos temas de interés ante la sociedad sin ser reprimidos.

Los medios de comunicación tienen el poder de educar, informar y edificar a la ciudadanía, siempre y cuando el mensaje sea transmitido dentro del marco de la objetividad, transparencia y el debido del respeto.

Parte de las aptitudes de un profesional de la comunicación es saber navegar entre debates sin perder la compostura. Mantener un ambiente de respeto es esencial a la hora de comunicar sin importar el tema debatido en el momento, no importa la acera en que nos encontremos.

Cada individuo tiene el derecho de pensar y expresarse según su pensamiento. Siempre y cuando sea el debate sano de ideas y respeto. Entender esto es fundamental para evitar conflictos.

En días pasados aconteció el acalorado debate entre el senador Iván Lorenzo y Ramón Tolentino que, durante una locución al aire se pronunció hacia el senador de forma hostil y despectiva a raíz de unas declaraciones y accionar en el Congreso por parte del senador.

Sin importar el tema en discusión, se debe tener en cuenta que es más importante el contenido del mensaje, más que el empaque del mismo. Argumentar sobre bases sólidas sin llegar a apelar a lo personal para hacer valer nuestro punto de vista. Está comprobado que el que hable más fuerte no es el que tiene la razón. Al contrario, muchas veces nuestro accionar para hacer valer una posición, puede jugarnos a la inversa y jugarnos en contra.

Aprender a formular los debidos cuestionamientos y persuadir a las audiencias a que reflexionen sobre el punto de vista que deseamos resaltar es un arte que muchas personas poseen. Pero que pocas dominan, debido a la poca capacidad de dominar las emociones.

 El impacto no está en lo que se dice, sino en la forma en que se realiza, de esto dependerá el éxito o fracaso de nuestro intercambio.

Exige coraje y valentía aceptar cuando nos hemos equivocado. Así lo ha hecho el comunicador Ramón Tolentino, quién se disculpó ante sus radioescuchas, no por expresar su punto de vista de manera honesta el cual es respetado, sino por la forma en que se dirigió hacia su invitado, sabiendo que pudo haber abordado sus ideas de otra manera.

La forma en la que nos dirigimos a los demás acompañada del debido respeto hacia las personas es innegociable y va a influir directamente en la reacción de sus acciones hacia nosotros. Con la habilidad desarrollada de controlar la voz y nuestras palabras podemos detener un posible enfrentamiento o iniciar una crisis innecesaria.

Si deseamos evitar este tipo de situaciones debemos controlar el efecto de reactividad, al reaccionar de forma inmediata sin meditación ante mensajes o acciones que puedan resultar provocadores hacia nuestra persona.

Por ultimo, algo que no falla y podemos aconsejar como un mantra de la comunicación asertiva es practicar el acrónimo ¨POPLA¨: Paro, Observo, Pienso y Luego Actúo.

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