República Dominicana avanza en la batalla contra la piratería de software

BSA presenta resultados del Octavo Estudio Anual BSA/IDC sobre la Piratería de Software en el Mundo

● El índice de piratería mundial de software para PC se redujo en tan sólo un punto porcentual en 2010 a 42 por ciento, la segunda tasa global más alta en la historia del estudio realizado. En tanto que la tasa de piratería regional aumentó 1 punto en Asía-Pacífico y América Latina, dos focos económicos de los países en desarrollo.

• El estudio revela que el valor comercial de la piratería de software para PC se disparó en un 14 por ciento a nivel mundial en el año 2010. Esto representa un récord de US$59 mil millones y casi se ha duplicado desde el 2003.

• Una de las formas más comunes de la piratería de software es la compra de una sola licencia de un programa y su posterior instalación en varios equipos. El 60 por ciento de las personas en el mundo piensa que esto es legal en el hogar y el 47 por ciento piensa que es legal en el trabajo, incluyendo el 51 por ciento en las economías emergentes.

Santo Domingo, República Dominicana.- Pese a que la tasa de piratería de software en el país se redujo 1 punto porcentual durante 2010 a un 76 por ciento según el Octavo Estudio Anual de BSA/IDC, el valor comercial de la piratería para PC’s se incrementó en un 32 por ciento, de $66 millones en 2009 a $87 millones en 2010, ingresos que la industria local de TI dejó de percibir en dicho período.

Consecuentemente, el Estado dejó de percibir alrededor de millones en concepto del Impuesto Transferencia Bienes y Servicios (ITBIS). A criterio de Jaime Ángeles, Representante Legal de BSA en República Dominicana, el panorama en nuestro país no es muy alentador. Mientras no se haga un esfuerzo profundo en aplicar y hacer cumplir las leyes que ya existen en materia de propiedad intelectual, así como en generar políticas públicas claras y agresivas que hagan frente de manera directa al tema de irrespeto a los dichos de PI, será muy difícil ver resultados, expresó.

Agregó que la participación protagónica del Estado es el ingrediente principal para que un país registre un decremento fuerte en sus tasas de piratería. Las economías emergentes tienen un largo camino por recorrer para reducir las tasas de piratería. Al ritmo actual, tomaría hasta el año 2049 para que el promedio de tasa de piratería de los mercados emergentes de hoy (69 por ciento) baje al nivel de los mercados desarrollados de hoy (26 por ciento).

Es importante agregar que aunque República Dominicana ha mejorado sus esfuerzos por incrementar las investigaciones sobre violación de los derechos de propiedad intelectual, aún permanece en la Lista de Observación de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, de acuerdo con el reporte anual, Especial 301, realizado por esa oficina y el cual da cuenta del estado global de la protección de derechos de la propiedad intelectual.

Por otro lado, Angeles apunta que el tema de la educación sobre el respeto a esos derechos debería ser parte de los programas educativos desde temprana edad, ya que solo así se podrá generar conciencia de país y los esfuerzos que se dan en el campo del cumplimiento de las leyes podrán ser sostenibles. Si bien es importante para la economía local que República Dominicana crezca su base de computadoras instaladas, es igual de importante que lo haga de manera tal que respete la propiedad intelectual y las leyes en la materia. Sólo de esta forma el crecimiento de mercado de PC’s se verá reflejado en ventajas económicas que incluyan generación de empleo, mayor recaudación fiscal, mayor inversión social y, eventualmente, un crecimiento económico.

Ángeles explica que si bien el porcentaje de piratería se mantiene en 76%, el mercado de los ordenadores siempre registra un crecimiento, en teoría porque cada vez son más las personas con posibilidades de tener una computadora. De ahí que para reducir la tasa de piratería, esta tendría que bajar a un ritmo más acelerado que el crecimiento del mercado. En otras palabras, si el mercado crece un 10%, tendríamos que reducir la piratería por arriba de ese crecimiento para disminuir las pérdidas.

La piratería en las economías emergentes

El valor comercial de la piratería de software en las economías emergentes representaba menos de un tercio del total mundial hace solo seis años, en tanto que el año pasado figuró como más de la mitad, es decir cerca de 32 mil millones de dólares. Dicha tendencia es impulsada por las economías emergentes, en donde el mercado de computadoras tiene un crecimiento más rápido y por tanto, donde se encuentran los vacíos más importantes en cuanto a la falta de comprensión del irrespeto a la propiedad intelectual.

Pese a que los ordenadores enviados en 2010 a los mercados emergentes constituyeron el 50 por ciento del total mundial, se evidenció que las licencias de software pagadas por estas economías solo alcanzaron el 20 por ciento de las ventas globales. Ante esto, expertos señalan que de continuar con las inclinaciones actuales, tomaría hasta el año 2049 para que el promedio de tasa de piratería entre los mercados emergentes de hoy (69 por ciento) baje al nivel de los mercados desarrollados de hoy (26 por ciento).

Alrededor del mundo, una gran mayoría está consciente de los beneficios que conlleva la protección de los derechos de la propiedad intelectual ya que el 59 por ciento piensa que los referidos derechos benefician las economías intelectuales y el 61 por ciento cree que generan puestos de trabajo. No obstante la opinión mundial se ha mostrado firmemente a favor de los derechos de la propiedad intelectual y por ende del software legal, la problemática radica en que, en la mayoría de las ocasiones, las personas no entienden la forma en la que están recibiendo o usando software ilegal, específicamente en los países con economías en desarrollo.

Una de las formas más comunes de la piratería de software es la compra de una sola licencia de un programa y su posterior instalación en varios equipos. El 60 por ciento de las personas en el mundo piensa que esto es legal en el hogar y el 47 por ciento piensa que es legal en el trabajo –incluyendo el 51 por ciento en las economías emergentes.

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